Friday, September 19, 2008

Se deshace por dentro.
Dos de sus dedos la traicionan y si se logran contener: un grito desesperado la vacía. Se vacía. ¡Qué traición! Quererse chupar, desaparecer.
Sus manos la asaltan, se meten en lo más profundo de ella y sacan su risa, su sonrisa, sus enamoramientos, sus besos, sus platicas de amigas, su helado favorito, las palomitas de esa película que tanto le gustó, el chocolate que calmó el dolor aquella noche. Sacan las lunas y los soles. Sacan su sonido y su perfume. Es ella que en defensa de ese hurto saca las lágrimas; un acto desesperado para no quedarse seca.
¿De qué sirve?
Adentro sólo queda el eco.