Hojas verdes...

Sus manos me tocan y me hacen cosquillas. Me desnuda con sus ojos y devora cada una de mis letras. Entiende cada palabra. Suspira en cada letra. Me entiende a la perfección, me piensa. Subjetivamente me lee aunque finge (a veces él mismo lo cree) que es objetivo en su critica. Me retiene en su mente. Me toca. Risas silenciosas, no tengo voz pero si cosquillas. Se entrega y cree ciegamente en cada una de mis ideas. Se da completo a mis historias. Él y yo somos uno, aunque en cada toque femenino, en cada A la piense a ella. No me importa, no soy celosa. Él es mío aunque la piense a ella y es que si me cierra yo me duermo, me esfumo hasta que sus ojos profundos y sus manos grandes me vuelvan a tocar y entonces seremos uno otra vez. Sino es él será otro o quizás será ella quien a veces también lee, no se entrega igual pero si me cree. Yo no tengo memoria ni preferencias. Los amo a todos, a cada uno de mis lectores. Me gusta ser vista, tocada, desnudada. Me encantan sus manos, sus ojos. Lo amo. Me gusta que en su lectura yo entienda el pensamiento y me gusta que cada quien lee algo diferente dentro de las mismas palabras, que nunca cambian, sólo a veces pero nadie lo nota. Él mira al cielo, reflexiona, es que acaba de pasar una A bajo sus ojos y la tiene que sacar para seguir leyendo. La saca de su mente. No le gusta imaginarla. Esta enojado, lo noto, lo leo en sus ojos. Regresa a mí, yo soy leal, yo no traiciono. Mojado. Una lágrima. Él llora. Me gusta conmover (casi nunca lo hago) y es que en realidad soy una página contenta. En mis letras nadie muere, nadie traiciona. Es amor. Pasión. Un beso. Soy él y ella juntos. Soy memoria de lo que aquel que me lee vivió y perdió y por eso llora. Soy pasión, soy sexo, soy historia. Su pasado. Su pecado. Su desliz. Su lágrima y su llanto.

Hace muchas lunas baile por primera vez.

Sigo bailando

inventé mi ritmo.

Esta mañana desperté y seguí soñando
Seguía inmersa en esa nube de recuerdos inventados
Caras que no reconocía pero que al parecer conocía su historia
Ojos de colores diferentes
Llovía con soles morados
Y el agua no era azul ni transparente
Gotas de pintura, a veces verde
La luna de aquellas madrugadas cambiaba de tamaño en segundos, no noches
Las luciérnagas me cantaban lo que mi madre había olvidado
Y los árboles callaban a la ciudad para velar mi sueño
Sueños en donde las hojas me hablaban y me contaban sus secretos
Y donde mi hermano era un gigante escondido debajo de un lavabo
Mi padre un superhéroe
Y mi madre un cíclope de ojo verde

Desperté
Y me encontré en el mundo donde los árboles no hablan
Y mi hermano sólo es un poco más alto que yo
Mi madre tiene dos ojos
Y el único mundo que mi padre salva es el mío

La nube del sueño seguía borrosa
Y por un momento esos mundos se mezclaron
Las luciérnagas callaron
Pero mi madre canto sus canciones
No sabía distinguir y me gusto la confusión
No volé pero pensaba que podía hacerlo
No era una cantante de rock reconocida
Pero la música retumbaba en mis oídos
Como si el concierto ofrecido a la noche del otro mundo hubiera sido cierto

Esta mañana desperté y seguí soñando
No era pájaro, ni agua, ni hada, ni famosa
No volaba y los colores se reconocían
Pero sonaba, sabia y si me esforzaba olía los rastros de mi sueño
La sensación se quedó conmigo

Y me abandono segundos después de abrir los ojos

(completamente)
Pero viví en este mundo con ella
Un instante que fue eterno.