Tuesday, March 17, 2009
Sé que suena trillado pero hoy lloré en la regadera. Lloré porque hoy los coches fueron más agresivos, intentaron matarme (o quizá sólo lastimarme) al menos una 843 veces. Lloré por los fantasmas de siempre, porque hacía viento, porque el agua estaba muy caliente. Quizá todas esas cosas sólo fueron el presagio que anunciaba la llegada de un nuevo fantasma. Un fantasma que sabía iba a llegar, uno chiquito que casi no asusta. Pero así empiezan todos y es imposible detener su crecimiento. Crecen tanto que se instalan debajo de tu cama y atacan tus sueños. Yo sólo quiero dormir. ¿Por qué hoy? Hoy que la vida pintaba tan bien. Había colores, la ciudad últimamente es muy morada y me encanta. Las bugambilias invaden las nubes y el piso. Hoy una, especialmente hermosa, calló en mi cabeza. Cuando la agarré su liquido bugambilesco lleno mis dedos y no pude evitar probarlo.
Amargo.
Y entonces lloré, los colores también pueden ser amargos
(bonitos, pero amargos).
1 alcachofazos:
¡Me quedo, me quedo, me quedo a vivir en este blog!
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