Tuesday, June 16, 2009
Color no de piel sino de adentro. Un color que refleja el carácter y combina con el día, con el momento. Hoy ya no se trata de color; la vida se vuelve gris y los tonos no son tan distintos (los grises son pequeñas manchas que caminan igual, hablan igual, se comportan igual). No, hoy me refiero al amor a las letras que alguna mano gris escribe del otro lado de las páginas. Un mano que juega con el tiempo y con los significados que este le pueda dar a las palabras. Amor a lo que yo busco encontrar en lo que él escribe, a lo que yo encuentro sin ninguna prueba contundente de que eso sea la verdad que aquella mano gris pensaba o buscaba revelar. No importa. Las letras tienen algo grandioso y es que funcionan de manera egoísta e individual: a la mano gris no le interesa lo que mis ojos puedan leer.
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