Wednesday, June 3, 2009

-Un pájaro de alas moradas -

Era como un pájaro que no necesitaba descansar. Sus vestidos se movían al ritmo del movimiento de su cuerpo: manos levantadas y sonrisa idiota en la boca. Creía que el mundo se podía recorrer por los aires, creía que los colores se veían mejor con los ojos cerrados y que las historias se vivían dentro de las páginas.
Siempre tenía una excusa para no meterse en la jaula.
Ella no quería dejar de moverse, pero quería ser atrapada… en este mundo una tiene que escoger y no había posibilidad para ella. Ella que gustaba de su soledad y que lloraba mejor cuando no tenía compañía, ella que funcionaba cuando no había nadie a su alrededor, que creía caerse bien y que hablaba con cuanto espejo se posará enfrente. Amiga del reflejo y de la lluvia.
Amiga de ella misma y peleada con el mundo.
(No con todo, sólo con el que se camina).
Ella se negó a encerrarse y recorrió todas las nubes, conoció a las brujas de la tristeza y del destino y a los magos del lenguaje y de los ríos. Conoció ciudades y se maravilló con las puertas (las ventanas también le gustaban). Ella tenía el don de no ser notada y así llegó al corazón de varías calles, caminos, escaleras…
Ella era como un pájaro y nunca se quedó quieta, nunca la atraparon y nunca fue la silueta que se dibuja en las ventanas de ciertas ciudades en la noche y que se imaginan en las puertas. Negras.

(Siluetas que nunca están solas
pero al fin y al cabo siluetas
y nada más)

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